El impacto de una mala experiencia de compra, adquisición o consumo no solo se queda marcada en la memoria de una persona, sino que su efecto puede llegar a perjudicar más de lo que se piensa. Para evitarlo es importante primero cambiar el pensamiento solo de «Vender, vender y vender», pues las relaciones con los prospectos resultarán más automáticas que humanas.
¿Cuáles son las ventajas de lo que vendes? ¿A quién le sirve? ¿Para qué lo usan? ¿Cómo? ¿Cada cuándo? ¿Qué características tiene? ¿En qué se diferencia de los demás?
¿Quién es? ¿Cuántos años tiene? ¿Qué le gusta? ¿A qué se dedica? ¿Qué estudios tiene? ¿Cuánto gana? ¿En qué gasta su dinero? ¿Cada cuándo compra? ¿Qué lo motiva a comprar?
¿Quién es? ¿Dónde está? ¿Qué ofrece? ¿Cómo lo ofrece? ¿Quiénes son sus clientes? ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Sus precios?
Estrategias para el servicio:
-Tener políticas bien definidas sobre el servicio al cliente.
-Asegurarnos de que todas las personas en contacto directo con el cliente tengan el perfil de servicio necesario.
-Crear una buena Administración de Clientes a través de Gestión de Relaciones con Clientes.
-Crear un programa de Fidelización de Clientes.
-Capacitar al personal sobre la atención al cliente de manera constante.
-Orientar los procesos de tu negocio a las necesidades el cliente, no a las nuestras.
-Ofrecerle servicios adicionales que incrementen su experiencia de marca contigo.
-Realizar encuestas periódicas y fijas para medir el nivel de satisfacción del cliente.